martes, septiembre 14, 2010

LOS FRÁGILES BRAZOS DEL OLVIDO

KEMETD

Los frágiles brazos del olvido mantienen entre sus líneas del tiempo las huellas que, sobre Kemet “la tierra negra”, dejaron nuestros cuerpos aturdidos. Fue aquella noche inmensa de aquel verano cuando estallaron generosas caricias, gemidos acompasados por suspiros de Hapy, entre lotos que a pesar de la oscuridad, ni se cerraban, ni se hundían en el agua, por vernos.

Topamos con nubes de fantasía, que, de momento, ocultaron nuestra existencia. Dura como una piedra, la realidad dormía fatídica como un escorpión blanco. Tú a occidente, yo, contemplé como los lotos azules al amanecer, se abrían al Este, lanzando su perfume suave y dulce, elegí, oriente. Y, como Ceix, el hijo de las primeras luces del día, me alejé

Desde entonces, como Morfeo, tomé la apariencia de varios y diferentes seres humanos. Ahora soy un alcatraz que aprovecho mientras busco esa quimera extraña, el viento producido por la parte anterior de las olas del destino.

Llueve. Las maderas de las viviendas, brillan. Las piedras que acompañan a las gotas de lluvia interpretan una canción enigmática. Cerca, los campos de cereal recién segados, brillan amarillo.

Ha refrescado. La tormenta se ha alejado negra. Y allá, cerca del mar, sus nubes forman una tenebrosa espelunca.

La noche regresa. Llega a tiempo de ver, la madera de las casas, sendas y campos, como lucen elegantes y magníficos. Vientos y estrellas tienen envidia del instante que resplandece en estas islas Maldivas, desde donde te escribo.

Todavía los dioses del Delta que habitan donde los siete brazos del Nilo alimentan el mar, no me han concedido el regreso a otros mundos. Mi nombre cuesta hacerlo desaparecer del muro, que al otro lado del infinito permanecerá esculpido hasta la próxima noche de lluvia.

Visité en el oasis de Siwa al oráculo de Ammon-Ra. Como sabes, Uxa, la consulta se hace por escrito. Se deposita en el santuario y, por el mismo procedimiento se recibe contestación. Y esta fue: “Yo ordené que tu nombre fuera Beslit – Seri. Yo extingo el fuego, yo borraré tu nombre. Deberás permanecer callado. No eres puro. Te conocemos. No voy a preguntar por el nuevo nombre y personalidad a la cual deseas cambiar. No te será concedido como las cosas que pasan a existir, hasta que no sea como obra de dios.

Mañana parto para la isla de Muluk, donde dicen que los granados no dejan de dar fruto en todo el año.

Si nada se te ha hecho extraño, puedes comprender, que, las tierras luminosas que viste en dirección a occidente, se repiten, en belleza y profundidad espiritual, en oriente.

Los reflejos de la verdad nunca son silencios vacios, ni libres de equívocos, ni de batallas malogradas.

Venga a ti Nut, la gran creadora, ella te purifica. Pura es tu alma.